Santa Juana de Arco: enseñanzas valiosas de su vida

Es el 23 de mayo de 1430 y dos días después, la Universidad de París pide a la Inquisición que juzgue a la joven por brujería. Carlos VII hace poco por liberarla y el 21 de noviembre Juana es vendida a los ingleses. No podía ser de otra manera, pues desempeñó un papel decisivo como lideresa de su nación y protectora de la fe de su pueblo.

Juicio y ejecución de Juana de Arco

Nació en Francia en 1412 y Infoscout.cl se destacó por su papel en la Guerra de los Cien Años contra los ingleses. Alrededor de este tiempo, Juana de Arco comenzó a tener visiones místicas alentándola a llevar una vida piadosa. Juana de Arco fue canonizada en 1920 por la Iglesia Católica debido a su valentía, liderazgo y devoción religiosa durante la Guerra de los Cien Años. Juana de Arco fue quemada en la hoguera el 30 de mayo de 1431 en Ruan, Francia, a la edad de 19 años. A pesar de los esfuerzos por salvarla, Juana de Arco fue quemada en la hoguera el 30 de mayo de 1431 en Ruan, Francia. Su muerte generó un gran impacto en la sociedad y posteriormente fue exonerada de los cargos en un juicio póstumo.

¿Qué enseñanza nos deja la vida de Juana de Arco?

La pasión de Juana comenzó el 23 de mayo de 1430, cuando fue hecha prisionera pors sus enemigos. Allí tuvo lugar -como explicaba Benedicto XVI en una pedagógica catequesis- el largo y dramático Proceso de condena, que se inició en febrero de 1431 y acabó el 30 de mayo con la hoguera. Eran eclesiásticos franceses, que al haber hecho una opción política opuesta a la de Juana, tenían un juicio negativo sobre su persona y sobre su misión.

Juana de Arco participó activamente en esta campaña y algunos historiadores afirman que fue suya la iniciativa debido a su convencimiento de que había que avanzar hasta Reims para la coronación de Carlos. De todos modos, se tiene constancia de que en su planificación e implementación participaron también otros consejeros y comandantes. Según recogen los testimonios, Carlos recibió a Juana y esta le comunicó que quería enfrentarse militarmente a los ingleses.

El año de su nacimiento es incierto, aunque, a partir de sus declaraciones en el juicio que se le realizó en 1431, se estima que fue en 1412. Juana de Arco (Jeanne o Jehanne d’Arc en francés) nació en Domrémy, Lorena, región que pertenecía al ducado de Bar. Juana de Arco fue una joven de familia campesina que, argumentando que seguía órdenes de Dios, tuvo una importante participación en la cuarta etapa de la Guerra de los Cien Años.

M�s de cuatro siglos y medio despu�s, el 16 de mayo de 1920, Juana de Arco fue solemnemente canonizada por el Papa Benedicto XV. A pesar de que con la coronación de Carlos VII había finalizado la misión encomendada por Dios, Juana pretendió continuar con la campaña de liberación del territorio para aprovechar el entusiasmo de las tropas. Sin embargo, su lugar en la corte se había vuelto incierto y empezaron a prevalecer las voces de quienes abogaban por negociar con los ingleses en lugar de enfrentarlos en batalla. Los ingleses que no asumen la derrota a manos de una niña y los mismos franceses, generales y eclesiásticos, que no quieren verse suplantados por la misma razón. Es por ello, que cuando Juana lidera la liberación de Compiegne, el puente levadizo se levanta antes de que ella pueda meterse a salvo y la chica es capturada por los borgoñones.

  • Debía haber sido recluida en una prisión eclesiástica donde habría sido atendida y custodiada por mujeres, pero en cambio fue mantenida en una cárcel secular, constantemente acosada y amenazada por guardias masculinos.
  • Después de su muerte, Juana de Arco se convirtió en un símbolo de la resistencia francesa y un ícono de la valentía y la fe.
  • A pesar de su origen humilde y su falta de formación militar, Juana convenció a Carlos VII de que le diera un ejército y logró varias victorias importantes.
  • Seg�n se dice sin suficientefundamento, la encerraron, primero, en una jaula de acero, porque hab�aintentado huir dos veces; despu�s la trasladaron a una celda, donde laencadenaron a un poyo de piedra y la vigilaban d�a y noche.
  • Además de esta laceración en el seno de la Iglesia, había continuas guerras fratricidas entre los pueblos cristianos de Europa, la más dramática de las cuales fue la interminable «Guerra de los cien años» entre Francia e Inglaterra.

Entonces, ella parte al mando de la expedición que enfrentaría a los ingleses en la ciudad de Orleans. Pero su madre que era muy piadosa le infundió una gran confianza en el Padre Celestial y una tierna devoción hacia la Virgen María. Cada sábado la niña Juana recogía flores del campo para llevarles al altar de Nuestra Señora.

Mientras el pesimismo asfixiaba el corazón de muchos, el suyo se ensanchaba de confianza en Cristo. A Juana se le aparecen San Miguel Arcángel, Santa Catalina de Siena y Santa Margarita, quienes le encomiendan, en nombre de Dios, “salvar a Francia”. Ella entiende que ha sido elegida para una gran misión y se acoge a la Providencia divina, emprendiendo el camino para encontrarse con el futuro Carlos VII. La apacible vida de Juana dio un giro violento cuando Inglaterra invadió Francia. Las ciudades y pueblos franceses iban cayendo uno tras otro y Carlos VII, el Delfín francés, parecía incapaz de poder contener la invasión. Sus continuos fracasos habían mellado la imagen del príncipe y fueron percibidos como una prueba de que todo estaba perdido.

Sin embargo, Eduardo III cambiaría de opinión en 1337 luego de que Felipe VI le confiscase las tierras de Aquitania. Con tan solo 17 años de edad, Juana de Arco partiría a la ciudad de Chinon en 1429 para encontrarse con Carlos VII el Victorioso. A partir de ese momento, quedaría sumergida en la guerra de los Cien Años, muriendo tan solo dos años después sin haberse casado ni dejar descendencia. La resolución del juicio fue el destino final de Juana de Arco, pues se la condenó a morir por hereje el 29 de mayo de 1431.

Llevada a Rouen, Carlos VII no intervino para salvarla, y fue procesada por un tribunal eclesiástico controlado por los ingleses en 1431, acusada de herejía, brujería y travestismo. A pesar de ser analfabeta, Giovanna enfrentó a obispos, abogados eclesiásticos y prelados con coraje y firmeza, respondiendo a las acusaciones con determinación. A pesar de ser una joven campesina sin experiencia militar, Juana demostró un gran liderazgo y valentía en el campo de batalla.

Juana fue detenida en la ciudad de Rouen, controlada por los ingleses, donde tuvo lugar su juicio por herejía. Debía haber sido recluida en una prisión eclesiástica donde habría sido atendida y custodiada por mujeres, pero en cambio fue mantenida en una cárcel secular, constantemente acosada y amenazada por guardias masculinos. El juicio, desde el principio, fue una farsa en la que varios clérigos se negaron inicialmente a participar hasta que sus vidas fueron amenazadas por las autoridades inglesas. Los que finalmente aceptaron participar, sin embargo, no estaban nada contentos.

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